¿ESTÁS PREPARADO?

Los últimos años han sido decisivos para muchos seres humanos. En poco tiempo, pasamos de confiar en la política, en la prensa o en eso que llaman ciencia, a descubrir que nos estaban engañando. Que nos estaban engañando y mucho.

Primero les pillamos una mentira, después otra y luego otra más..., hasta que finalmente comprendimos que no podíamos confiar en nada que viniera del discurso oficialista, que los políticos no son más que marionetas al servicio de poderes superiores, que los medios de información no informan, sólo difunden la propaganda del sistema, y que la ciencia se ha convertido en la nueva religión de las masas: una serie de dogmas de fe que la mayor parte de individuos aceptan ciegamente, apostando incluso su salud y sus vidas (como sucede con el caso de la medicina oficial, alopática y farmacológica).

Por fortuna, las voces disidentes van en aumento. Entre muchas otras, las de pensadores, las de artistas, las de historiadores, las de lingüistas, las de abogados, las de periodistas (de los honestos y comprometidos realmente con la verdad), las de practicantes de medicinas tradicionales y holísticas y las de científicos que huyen de la perversidad del llamado "consenso científico" y practican cada día verdadera ciencia (la de dudar, observar, experimentar y poner a prueba los viejos postulados).

Esos son nuestros conejos blancos: seres comprometidos con la verdad que, tal y como se sugiere en obras de ficción como Matrix o Alicia en el País de las Maravillas, tal vez puedan servir de ayuda a la hora de orientarnos en medio de tanta ceguera y locura como nos rodea.

Pero, para encontrarlos, hay que buscar, desde luego, y hacerlo lejos de los cauces oficialistas. No es fácil, no, y tampoco debemos caer en la tentación de poner nuestra fe ciega en alguien sólo porque nos diga lo que queremos oír. No repitamos nuestros errores del pasado, cuando nos creíamos a pies juntillas cada palabra que salía de la boca o la pluma de nuestro político o periodista de referencia. Tomemos de una vez las riendas de nuestra cabeza y nuestro entendimiento.

Sin embargo, también te traigo una buena noticia: los conejos blancos tienen la buena costumbre de relacionarse los unos con los otros y de aunar fuerzas entre sí para aumentar sus probabilidades de llegar a más seres humanos. Así que, si encuentras un conejo blanco, uno de verdad, no tardarás en encontrar a otro y a otro más y, antes de que puedas darte cuenta, tendrás a decenas de ellos orientándote en tu camino de toma de consciencia.

Así que ¿estás preparado para seguir al conejo blanco?

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