Ataques de perros

Publicado el 18 de octubre de 2023, 11:57

Vaya por delante que opino que la nueva Ley de Protección Animal de España no es otra cosa que un eslabón añadido a la cadena con la cual ahogan cada vez más nuestras libertades, además de una auténtica aberración jurídica, que ya está empezando a provocar muchos más problemas y sufrimiento de los que, dicen, se pretenden evitar.

Dicho esto, hoy quisiera hacer una denuncia pública a través de este canal. Quiero denunciar y, también, avisar a quienes, como yo, les gusta disfrutar de esos pequeños oasis de naturaleza que aún resisten en las ciudades y que son los parques. Sobre todo si tienen niños pequeños, porque considero que son quienes más peligro pueden correr con este asunto del que os voy a hablar.

La cuestión es que yo me muevo mucho en bicicleta por mi ciudad, Madrid. De hecho, voy con ella prácticamente a todas partes. Y, siempre que puedo, me meto en parques, bien para huir del tráfico, las multitudes humanas y la radiación de las antenas de telefonía, bien para tomarme un descanso, en un banco o en el césped, hacer descarga a tierra y disfrutar de un rato de tranquilidad.

Cuando te mueves en bicicleta por los parques, sabes que, de vez en cuando, algún perro va a salir ladrando detrás de ti. Esto, aunque no me parece correcto, ya que pone en peligro, tanto al ciclista, como al propio perro, que a veces se cruza por delante de las ruedas, entra tal vez dentro de lo previsible y tolerable. El verdadero problema lo veo en lo que me viene sucediendo desde hace aproximadamente dos años: los perros no sólo me persiguen y atacan cuando voy en bicicleta, sino también cuando estoy paseando a pie e, incluso, cuando estoy descansando tranquilamente sin meterme con nadie. Esto me sucede, al menos, tres veces por semana y, en ocasiones, no es un solo perro, sino varios. He llegado a verme rodeado y hostigado incluso por cuatro perros enfurecidos.

Y lo que más me enfurece de todo, ¿sabéis qué es? Que, en la mayor parte de las ocasiones, por no decir en todas, los dueños no hacen nada. Se quedan ahí idiotizados mirando cómo sus perros me atacan, aunque yo les pida ayuda, incluso.  Y, si acaso reaccionan, pasado ya un rato, es para enfrentarse conmigo por haberme defendido de los animales.

Porque por supuesto que me defiendo cuando los perros me atacan. Y voy a aprovechar para deciros algo: si uno o varios perros os atacan, ni se te ocurra salir huyendo. Los animales interpretarán tu huida como una invitación para perseguirte, arrojársete al cuello y darte caza. La única posibilidad que tienes en este caso de no salir mal parado es conseguir que te teman. Grita, da golpes con cualquier cosa que tengas a mano contra una farola, un árbol o contra el mismo suelo, como haría un gorila enfurecido, parapétate poniendo lo que sea entre ellos y tú (un banco, una bicicleta…) y, sobre todo, intenta mantenerlos a raya en todo momento (lo siento mucho por los oídos sensibles, pero tengo que decirlo) golpeándolos con patadas, con un palo o con lo que sea. Yo, primero, lanzo unos cuantos golpes al aire, pero luego voy a saco, hasta que los perros se amansan o huyen. En ningún momento me ensaño, pero, ¡ojo!, como sucede con cualquier pelea, son ellos o yo.

Y, una vez que hayas puesto a los perros en su sitio, viene “lo mejor”: te tocará discutir o, incluso, pelearte con los dueños. No porque tú lo busques, sino porque, invariablemente, te culparán a ti de lo sucedido y de haber “atacado” a sus pobres perros, “que son muy buenos” y “no hacen nada”. ¡Joder! Que me lo digan a mí, si no hacen nada.

Yo, la verdad, no sé qué está pasando últimamente con los perros. Y, sobre todo, no sé qué narices tienen las personas en la cabeza (bueno, sí, lo sospecho: empieza por “vacu” y rima con “luna”). Pero, os diré algo, si yo fuese con mi perro y a éste se le ocurriera gruñir siquiera a alguien, mi perro se llevaría automáticamente un correctivo y no perdería ni un segundo en pedir disculpas a la persona. Así de sencillo.

Pero, no, ahora parece que los animales están por encima de los seres humanos. Que, si un perro quiere atacarte, no tienes derecho siquiera a defenderte. Y algo que, sin duda, va a agravar aún más esta locura es, lo diré de nuevo, la aberrante Ley de Protección Animal.

Señores, no necesitamos tantas leyes. Basta con aplicar el sentido común: respeta, hazte respetar y no causes perjuicio a nadie, siempre y cuando no sea en legítima defensa, como es el caso que os he contado.

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