El cercado del borrego

Publicado el 18 de abril de 2023, 6:39

El cercado más alto y difícil de salvar para el borrego se encuentra en su propia mente. Y es su incapacidad para concebir que el pastor, el mismo que lo cuida, alimenta y protege, cualquier día lo degollará y asará para la cena. Esta verdad es demasiado dura para él, demasiado horrible, y su cabecita atolondrada, que sólo anhela una despreocupada tranquilidad, negará por sistema cuantas evidencias se le pongan delante.

Entretanto, mientras el borrego no comprenda la naturaleza de su realidad, el pastor podrá hacer con él cuanto le convenga: encerrarlo en un corral, obligarlo a marchar acá y allá a su antojo, robarle el abrigo de su lana, gritarle, golpearlo o intimidarlo con sus perros.

Pero ¡ay, el día que el borrego abra los ojos y entienda su situación! Pasado un tiempo de duelo (la cruda verdad puede ser bastante difícil de digerir), se abrirá ante él un mundo de posibilidades. Perdido el apego hacia su pastor, lo verá como verdaderamente es y podrá reírse de él, desobedecerlo, boicotearlo o burlarlos, a él y a sus perros, para alejarse y buscar los brotes más apetitosos del prado.

Y, una vez se encuentre preparado, el borrego tal vez pueda escaparse definitivamente, del corral en la noche o del rebaño durante el pastoreo, y convertirse desde ese mismo momento en el dueño de su propia vida.

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