Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro

Publicado el 27 de julio de 2023, 14:56

“Hay tres cosas que toda persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”.

¡Cuántas veces no habréis escuchado esto!, ¿verdad? No voy a deciros a quién pertenece esta frase, ya que, a poco que busquéis por vuestra cuenta, lo averiguaréis sin problema. Pero sí me gustaría que reflexionásemos sobre ella.

A mi entender, la frase proporciona un punto de vista transcendental con respecto a la vida, siempre que entendamos la transcendencia como esa parte de nosotros que perdurará en el mundo una vez muramos y, lo que quizá sea más importante, aquello que llevaremos con nosotros cuando pasemos al otro lado. Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro son acciones que bien pueden cumplir con estos requisitos. Aunque también pienso que podemos considerarlas alegorías de una verdad mucho más profunda.

Porque, ¿realmente crees que plantando un árbol vas a sentirte realizado por mucho tiempo? Lo plantas, vale, ¿y luego qué? A lo sumo sentirás una satisfacción ocasional cada vez que lo contemples comprobando cuánto ha crecido. Pero, si lo entendemos como una alegoría de conectar con la naturaleza, de vivir en armonía con nuestro medio y de nutrirlo a la vez que nos nutrimos de él, la cosa cambia bastante.

Creo sinceramente que uno de los motivos por los cuales nos encarnamos en este plano es de experimentar la materialidad, formar parte de ella y, a ser posible, enriquecerla durante nuestra vida. Y esto no es algo que resulte demasiado fácil dejando que nuestras existencias transcurran y se apaguen encerrados en jaulas de asfalto, ladrillo y hormigón, mientras nos dejamos arrastrar por una rueda de consumismo, materialismo y frivolidad.

Tener un hijo, por su parte, es quizás la acción más transcendental de la frase. El amor incondicional que se comparte con una criatura surgida de ti es, quizás, el sentimiento más fuerte que podemos experimentar en esta vida. Pero también podemos entender ese amor como una representación del amor incondicional y la empatía absoluta hacia todo y hacia todos, que es como la utopía más grande que uno puede ponerse delante. Prácticamente imposible, sí, pero también una excelente guía de vida hacia la cual dirigir nuestros pasos.

Y te lo dice alguien que siempre está despotricando contra el poder y sus artimañas. Pero, va en serio, yo también aspiro a ese tipo de transcendencia. De hecho, la considero el aprendizaje más importante que hemos venido a buscar aquí.

Y por último está lo de escribir un libro. ¿Y cómo se escribe un libro por lo general? Primero, es importante el estudio o la observación. El aprendizaje, en definitiva. Ya que, si no tienes nada que transmitir, no habrá libro posible. Y, después de esto, viene el proceso de redacción, un trabajo arduo y constante, hasta que el manuscrito se encuentre terminado definitivamente.

Para mí, esto es claramente una alegoría de una manera de encarar la vida, por la cual, uno nunca deja de investigar, estudiar, reflexionar, contrastar..., de aprender en definitiva. Y nada hay más grato para alguien que se embarca en la aventura interminable del descubrimiento que compartir sus hallazgos con cuantos le rodean. Puede ser escribiendo un libro, sí, pero, también, tomando unas cervezas con amigos, durante una comida familiar, en las redes sociales o publicando un vídeo en una plataforma de internet.

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios

Crea tu propia página web con Webador