Manifiesto del nuevo ser humano

Publicado el 7 de agosto de 2023, 11:48

Queréis que os creamos.

Pero no os podemos creer.

Porque nos engañáis cada día.

Nos aterrorizáis con epidemias, con hecatombes climáticas, con meteoritos y con enemigos del pueblo y de la patria que solo existen en vuestra imaginación.

Inyectáis falsos dogmas en la cabeza de nuestros hijos y nos los arrebatáis si osamos oponernos.

Queréis que os amemos.

Pero no os podemos amar.

Porque hay odio en vuestros corazones.

Y odio es lo que intentáis insuflar en nosotros, separándonos en razón de género, religión, clase social, lugar de nacimiento, orientación política y gustos en el deporte, la moda o la ficción.

Promovéis la competitividad entre nosotros y os regocijáis contemplando cómo nos despedazamos los unos a los otros.

Queréis que os obedezcamos.

Pero no os podemos obedecer.

Porque apretasteis demasiado la soga y ya hemos cobrado consciencia de su existencia.

Nos encerrasteis, nos amordazasteis, nos robasteis con vuestras multas y nos impedisteis viajar o disfrutar del ocio si no nos inoculábamos vuestro veneno experimental.

Promulgáis cada semana leyes que atentan directamente contra nuestra libertad y contra los derechos humanos. Estáis tejiendo una red de represión y totalitarismo sobre nosotros y, si no somos capaces de verla y cortar sus cuerdas antes de que nos caiga encima, quedaremos atrapados en ella, sin apenas espacio para respirar.

Queréis que os temamos.

Pero no os podemos temer.

Porque vuestras amenazas ya no tienen ningún efecto en nuestros corazones.

Tenéis vuestra policía, tenéis vuestro ejército, tenéis vuestros juzgados y vuestras cárceles. Pero hay algo que jamás podréis volver a tener y es el control de nuestras mentes, de nuestras almas.

Nos tomasteis por ovejas estúpidas e indefensas, y es el terror el que os invade a vosotros cuando observáis cómo el rebaño se está convirtiendo, individuo a individuo, en una manada de leones.

Queréis que os necesitemos.

Pero ya no os necesitaremos nunca más.

Porque vuestra parasitación está llegando a su fin.

Sabemos bien quiénes sois: mequetrefes inútiles que no solo no servís para nada, sino que frenáis con vuestra maldad y vuestro egoísmo la evolución de las sociedades y de los individuos.

Día tras día, nos hacemos soberanos: en alimentación, en salud, en información, en aprendizaje... Y día tras día transmitimos esa soberanía a cuantos nos rodean.

Si no os creemos,

si no os amamos,

si no os obedecemos,

si no os tememos,

si no os necesitamos,

Pronto dejaréis de existir.

Y, de eso no nos cabe ninguna duda, el mundo será entonces un lugar mucho mejor.

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