Protestas del sector primario

Publicado el 12 de febrero de 2024, 19:25

Hace una semana ya, decenas de miles de agricultores y ganaderos comenzaron una campaña de protestas y cortes de tráfico que se han dejado notar prácticamente en toda España. Y, este pasado fin de semana, también se ha unido el sector del transporte. Todo ello en consonancia con las protestas y cortes que están teniendo lugar en varios países de Europa, como Francia, Italia o Alemania.

La cosa es gorda y, a poco que uno busque en redes sociales canales y contenidos de agricultores y ganaderos independientes, puede seguirse fácilmente el desarrollo de las protestas. Y también me atrevo a decir sin miedo a equivocarme que la mayor parte de quienes están protestando son individuos y colectivos independientes, sin ninguna vinculación con partidos políticos, sindicatos o asociaciones adheridas al poder. ¿Qué por qué lo digo? Por un lado porque el oficialismo (léase mass media, políticos y sindicalistas) está silenciando estas protestas en lo posible, hablando poco o nada sobre ellas. Y cuando lo hace, intenta difamarla con embustes o medias verdades, como que se trata de cuatro exaltados de extrema derecha o de empresarios ambiciosos que piden más subvenciones del gobierno.

Pero nada de esto es cierto. Los protestantes, autónomos o pequeños empresarios en su mayoría, están plantando cara porque, como sucediera en tiempos de Felipe González con el desmantelamiento de la industria, el gobierno está llevando a cabo una serie de políticas (o de ausencia de ellas, en algunos casos) destinadas a asfixiar y acabar con el sector primario en este país. Estamos hablando de políticas restrictivas e imposiciones abusivas, muchas de las cuales, dicen, vienen impuestas desde la Unión Europea, de aumento desproporcionado de los costes de electricidad e hidrocarburos, de fomento del abandono de cultivos por medio de subvenciones y de permisividad total con las empresas distribuidoras para que éstas paguen auténticas miserias a los productores, obligándolos a vender bajo pérdidas. Y, al mismo tiempo, se está permitiendo entrar al país productos de otros países, como Marruecos o Ucrania, que no cumplen con las imposiciones de calidad y fitosanitarias que se exigen a los agricultores Europeos y que, en consecuencia, pueden venderse en tiendas a precios mucho más bajos.

A todo esto añadiría (aunque este dato sólo valdrá para seres humanos más observadores y abiertos de mente) la sequía provocada con los aviones de la OTAN (y otras técnicas de manipulación del clima), con la destrucción de presas y embalses y con el desaguado arbitrario de pantanos por parte de sus administradores (principalmente empresas hidroeléctricas).

Creo que no hace falta que diga que todo esto nos afecta también a nosotros. Si un país o región no tiene soberanía alimentaria, queda automáticamente a expensas de las instituciones globalistas y grandes empresas transnacionales, quienes decidirán, en pos de sus intereses y objetivos, de qué productos de primera necesidad podremos disponer, de cuáles no y si su precio será asequible o completamente privativo. Y, para ello, se valdrán de excusas peregrinas (similares a las que llevan usando en los últimos años), como que el trigo o el aceite viene de un país en guerra o que ha sufrido algún tipo de catástrofe.

Esto, desde luego, no va de derechas e izquierdas, ni de intereses económicos egoístas, como nos están intentando hacer creer. Así que os insto, en la medida de lo posible, primero a manteneros informados por medio de fuentes independientes y, segundo, a apoyar las protestas, si no participando en ellas, difundiéndolas entre vuestros conocidos o través de las redes. Y, si podéis, procuraos una pequeña despensa de productos básicos, porque la cosa no tiene visos de acabar pronto y puede ponerse complicada de la noche a la mañana. Pero hacedlo con cabeza y consideración hacia los demás. No vaciéis los supermercados como hicieron muchos en marzo de 2020.

Por último, quiero aclarar que, sí, estoy en contra de las manifestaciones al uso, como ya he dicho en alguna otra publicación. Estoy en contra cuando se trata de paseos del punto A al punto B, con una duración establecida, teniendo que pedir permiso a los mismos contra quienes se protesta y escoltados por policías como si fuésemos un rebaño de ovejas. Y tengo en consideración también que, por lo general, una manifestación o protesta sólo puede ser eficaz si es masiva, y sólo puede ser masiva si la apoyan los partidos políticos, sindicatos y medios de comunicación que forman parte estructural del mismo poder al que se supone estamos combatiendo. Con lo cual el engaño resulta obvio.

Sin embargo, el caso de las protestas del sector primario que están tiendo lugar estos días parece diferente. Ni son paseítos ovejunos por las calles de una ciudad, ni he encontrado visos de que detrás se encuentre el oficialismo (más bien todo lo contrario, por cómo se las está ninguneando y difamando). Y, asombrosamente, el grado de participación está siendo muy alto. Así que, hoy por hoy, tienen todo mi apoyo. Lo que no quita para que mañana rectifique y os diga “chicos, creo que me equivoqué con esto”.

En definitiva, todo mi apoyo a las protestas del sector primario. Nos jugamos literalmente el pan con esto.

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