Delegando tu poder

Te pasas la vida delegando tu poder en los demás:

Delegas en los médicos tu capacidad para mantenerte sano y para sanar cuando enfermas.

Delegas en los policías y jueces tu capacidad para solucionar tus propios asuntos o defender lo que es tuyo.

Delegas en los periodistas y mass media tu capacidad para informarte y para hacerte una opinión sobre los sucesos y noticias que tienen lugar a tu alrededor.

Delegas en los maestros tu capacidad para aprender y formarte intelectualmente. Aún es más, delegas en ellos tu capacidad para enseñar e, incluso, para educar a tus hijos en valores y virtudes.

Delegas en los sacerdotes, imanes, rabinos o gurúes tu capacidad para conectar con Dios, la Divinidad, la Fuente o como quieras llamarle. Les permites decidir por ti cómo cultivar tu alma y buscar la transcendencia en este plano.

Delegas en los políticos profesionales tu capacidad para resolver los asuntos colectivos que te afectan.

Delegas en los agricultores y ganaderos, en los transportistas, en la industria de la alimentación y en los comercios tu capacidad para procurarte el alimento que necesitas.

Delegas en los científicos tu capacidad para observar, interpretar y decidir tu reacción sobre la naturaleza de la realidad que te rodea.

Delegas en profesionales y técnicos tu capacidad para arreglar averías o deterioros en tu hogar o en el mobiliario y los utensilios que guardas en él.

Y así podría seguir durante horas. No, no estoy diciendo que, en algún momento puntual, no necesites del consejo o de la ayuda de alguna de estas personas. También es verdad que no existe un ser humano que sepa hacer de todo. Siempre vas a precisar de alguien más experimentado o con mayores conocimientos en uno u otro aspecto de la vida. Sin embargo, me gustaría hacerte una pregunta. Es más, me gustaría que tú mismo te hicieras a ti mismo una pregunta: